La varicela es una de las enfermedades más contagiosas que existen, y quizás por esa razón, en cuanto me dijeron que había un caso de varicela en la misma clase de Ares, me entró pánico y empecé a leer sobre las posibles consecuencias que eso podría traer a casa, especialmente con un recién nacido.

La profesora ya me alertó que era muy probable que cayeran todos (¡hablamos de 20 niños!) e ingenua de mí pensé que era una exagerada. Pues bien, a día de hoy confirmo que la han pillado 18 niños.

Para mí lo más preocupante era pensar que Goran podía cogerla, ya que aún no tiene vacunas y es totalmente indefenso. Así que llamé al médico y afortunadamente me dijo que si yo ya había pasado la varicela, no me preocupara porque le transfería los anticuerpos hasta el tercer o cuarto mes de vida.
A pesar de que Ares tiene todas sus vacunas obligatorias en regla, incluida la Prevenar, nuestro pediatra nos recomendó NO vacunarle de la varicela. Esto es una opción muy personal y cada cual tiene que hacer lo que crea mejor para sus hijos. Nosotros confiamos mucho en nuestro pediatra, y le hicimos caso. La parte negativa es que tienen que pasar por este mal trago, la positiva, es que parece ser que durante la infancia, el contagio inmuniza mejor que la vacuna y evita, por ejemplo, poder sufrir la enfermedad años más tarde (la vacuna por tanto no es infalible).

Por suerte la varicela de Ares ha sido muy leve y ni siquiera ha tenido fiebre. Nada comparado a lo que yo pasé de niña o a lo que han pasado algunos de sus propios compañeros. La fase de contagio suele ser 2 días antes de la aparición de los primeros granitos y hasta 2 días después. Sin embargo, y aquí viene lo peor, el período de incubación puede ser de hasta 2 semanas. Así que es prácticamente imposible no contagiarse.

Una semana sin salir de casa y una gran dosis de paciencia. Así es como hemos vivido durante estos últimos 7 días en casa, con sus 7 noches. Los que me seguís por las redes sociales ya nos habéis ido viendo.
Le explicamos a Ares que mientras tuviera granitos, y por precaución, no podía darle besitos a Goran en la cara, y que sólo se los podía dar en los piececitos y nos ha sorprendido la respuesta tan positiva que ha tenido desde el primer momento. «Tengo granitos» le decía a todo el que venía a casa, y se levantaba la camiseta para enseñarlos en pleno apogeo.


Ha sido muy pesado tenerle 24 horas en casa y hemos tenido que recurrir a ayuda familiar para poder continuar con nuestros trabajos, pero finalmente, hoy nos han dado el alta. Si vuestros hijos están en esta situación, solo puedo recomendaros paciencia y muchos recursos de entretenimiento: ayuda en la cocina, ordenar la casa, muchos dibujos animados, pinturas, cuentos, etc… ¡nada será suficiente! y desearos mucho ánimo para todos y que os sea lo más leve posible.