Sí, Goran hace ya casi un mes que está con nosotros, y aunque con retraso, voy intentando ponerme al día y llegar a todo lo que pueda. Estoy reviviendo un posparto muy diferente al que viví hace ya 33 meses. Esta vez hay dos factores muy importantes que lo hacen todo tan distinto: tener a Ares con nosotros (nuestro «bebé» grande) y ser autónoma. Pero lo más importante es que al fin me he convertido en la bimadre que deseaba ser.

El hecho de ser autónoma me perjudica básicamente en una cuestión de tiempo. Ahora no podré disfrutar de 16 semanas de maternidad con la tranquilidad de tener el mismo sueldo que trabajando y esto provoca que me vea obligada a incorporar antes al trabajo. A esto se le suma más estrés y más tensiones de las necesarias, pero no me quejo, al menos tengo trabajo, que ya es mucho.

El otro factor tiene que ver con Ares… curiosamente la pregunta que más se nos hace es la de «¿Qué tal lo lleva Ares»?. Supongo que también esa era una de nuestras mayores preocupaciones. Saber si no lo entendería, si le tendría celos, rabia, si se pondría violento, triste, si le produciría rechazo… sin embargo nada de todo eso ha ocurrido, sino todo lo contrario. Para Ares, Goran es como un juguetito y siempre quiere cogerle, darle besitos, abrazarle y sale lo más cariñoso de él. Está tan mimoso que tenemos que dosificar su «amor», ya que quiere abrazarle tan fuerte que lo acaba estrujando.

Presenciar esos momentos es morirse de amor, pero literalmente. Ni a mí que soy su madre me ha dedicado nunca tanto amor. Supongo que cuando pase el tiempo habrá de todo (también peleas y celos) y ya contamos con ello, pero ahora mismo estamos disfrutando todos muchísimo de Goran, que ha vuelto a revolucionar nuestro hogar, como en su día hizo Ares.
De entrada y como prácticamente todos los bebés, le encanta estar en brazos. Los quince primeros días sólo dormía y ahora ya va pasando pequeños ratitos despierto.
Hemos pasado algún día con gases (algo que nunca sufrí con Ares, por ejemplo) pero cada vez lo lleva mejor.

Le estamos conociendo, nos estamos conociendo. Estoy reviviendo tantos momentos únicos que viví cuando me convertí en madre por primera vez… cosas que no recordaba (olores, sentimientos, dolores, emociones…). En todo este tiempo no había vuelto a coger a un recién nacido tan delicado, tan suave, tan perfecto. Lo miro y las hormonas me traicionan porque sólo me entran ganas de llorar de emoción, igual que cuando miro a Ares, que se ha convertido en un niño grande, tan listo, tan divertido y con tanto carácter como sentido del humor.

Y de repente nuestra familia ha crecido, somos mucho más ricos de felicidad, tenemos menos tiempo si cabe aún para nosotros, volvemos a estar más cansados, pero también lo afrontamos todo con mucha más tranquilidad.
Goran ha venido para culminar eso que Albert y yo quisimos construir desde que decidimos pasar la vida juntos. Y nadie nos dijo que iba a ser fácil, es más, con un precedente de niño que con 33 meses aún no duerme del tirón, nos decían que estábamos locos de volver a repetirlo. Y sí, lo estamos, pero esta es la vida que hemos querido tener, y somos muy afortunados de vivirla juntos.

Mes0