Haciendo balance en tu segundo Día del Padre te diré que no lo has hecho nada mal.
De hecho, lo estás haciendo mejor de lo que jamás hubiera imaginado…

Siempre sabíamos que seríamos padres, ambos hemos tenido un instinto paternal y maternal muy desarrollados. Lo que no teníamos tan claro cuando nos conocimos era que lo lograríamos hacer juntos. Bueno, creo que tú sí lo tenías más claro que yo, pero lo único que importa ahora es que finalmente lo hemos conseguido.

Tú le aportas todo lo que a mí me resulta tan difícil y lo haces como si hubieras nacido para ello. Ya lo hacías desde que empezó a crecer en mi barriga: recuerdo cómo le hablabas, le cantabas y le llorabas de emoción cuando imaginabas que faltaba poco para verle la cara y ahora que se la ves todos los días, sigues llorando de emoción cada vez que te sonríe con sus 6 dientecillos al aire.

Te inventas canciones y juegos que yo jamás sería capaz de crear, y sobre todo, le transmites mucha calma. Adoro ver esa complicidad entre vosotros, ver como aún siendo tan chiquitín, sabe que eres el mejor ejemplo a seguir, su mayor admiración y su acompañante de vida.

Me has dado el mejor regalo que nadie podría darme y por eso te estaré eternamente agradecida.

Te quiero.
Te queremos.

DíaPadre