La llegada de un bebé pone todo patas arriba: cambian las rutinas, el orden de la casa… ¡y hasta lo que llevas en el bolso! Por eso, tener a mano lo esencial desde el principio ayuda a que todo fluya con un poco más de calma. En esta guía os cuento las 10 cosas esenciales en los primeros meses de un bebé, con consejos prácticos que os ayudarán a elegir solo lo que de verdad usaréis, como la cuna convertible.

No os voy a mentir: cada día vais a ir dándoos cuenta de que os faltan cositas… y otras que pensabais imprescindibles acabarán en un cajón. No os preocupéis: es normal. Cada bebé es un mundo, y cada familia también. Pero empezar con una buena base de básicos os va a ahorrar muchas prisas (y más de una carrera a la farmacia o la tienda a última hora). Aquí va una lista pensada para que lo importante no se os pase.

10 artículos esenciales para el primer mes de tu bebé

1. Pañales desechables

Durante los primeros días, los cambios de pañal son constantes —pueden llegar a ser hasta 10 al día—, así que más vale tener siempre unos cuantos listos. También es buena idea tener una talla más de repuesto, porque los recién nacidos crecen a toda velocidad y la talla les queda pequeña antes de lo que imaginas ¡pegan el estirón de repente!). Es un buen momento, además, para decidir si vas a usar pañales desechables o prefieres opciones más sostenibles, como los ecológicos o de tela. Lo importante es que encaje contigo… y con el ritmo del bebé.

2. Toallitas húmedas suaves

En cada cambio de pañal la piel del bebé merece un cuidado delicado y que respete la piel del bebé. Lo más recomendable es usar toallitas sin alcohol ni perfumes, para evitar irritaciones en una zona muy sensible. Si preferís una opción más natural (y muy efectiva), puedes usar algodones con un poco de agua tibia, sobre todo durante las primeras semanas, cuando su piel está más vulnerable. 

3. Ropita básica (bodies, pijamas y gorritos)

La ropa del bebé tiene que adaptarse a la estación: si nace en invierno, necesitaréis bodies, pijamas calentitos, gorritos y manoplas; si es verano, mejor optar por prendas ligeras y transpirables. Elegid siempre tejidos suaves, como el algodón orgánico, y priorizad diseños con broches o cremalleras fáciles de abrir, que faciliten los cambios rápidos (en mitad de la noche y con una mano… lo vais a agradecer, de verdad). Un buen consejo: tener entre 5 y 7 mudas completas os puede salvar más de una vez, ¡así no os pilla por sorpresa ningún escape o regurgitación!

4. Cuna convertible para bebés

A la hora de elegir cuna, veréis que hay muchísimas opciones, y cada familia encuentra la que mejor se adapta a su día a día. La cuna Montessori, por ejemplo, va a ras del suelo, sin barrotes altos, para que el bebé pueda moverse con libertad desde pequeñito.

La cuna de colecho se coloca junto a vuestra cama para tenerlo cerquita durante la noche sin tener que levantaros. Es una maravilla para esas noches en las que está inquieto o llorón —yo la agradecí muchísimo los primeros meses, sobre todo con las tomas de madrugada—. Y luego está la cuna convertible en cama, que empieza como cuna con cambiador y almacenaje, se transforma en camita infantil y, más adelante, en habitación juvenil completa. Si buscáis algo duradero, práctico y que os acompañe durante años, esta opción os puede venir de maravilla… incluso cuando ya no sea tan bebé.

5. Colchón para cuna

El colchón del recién nacido debe ser firme y transpirable para que duerma seguro desde el primer día. Lo ideal es que sea hipoalergénico, con materiales como espuma de alta densidad o látex natural, y que incluya canales de ventilación para evitar el calor. La funda impermeable y con cremallera (¡muy importante!) para poderla lavar fácilmente. Y ojo con esto: debe encajar perfectamente en la cuna o cuna convertible, sin huecos por los lados.

6. Cremas y productos de aseo para bebés

Para el cuidado diario del bebé, os bastará con tener a mano lo esencial: gel, champú, crema hidratante, aceite corporal y algún producto para evitar la dermatitis del pañal, que suele aparecer más de una vez. Lo mejor es optar por fórmulas naturales, sin perfumes fuertes ni parabenos. También os vendrá bien un cepillo de cerdas suaves para su pelito fino y un bálsamo para labios o zonas secas.

7. Set de alimentación (biberones, esterilizador y calienta biberones)

Tanto si dais leche materna como fórmula, viene bien tener preparado un set de alimentación básico: biberones, esterilizador y, si lo necesitáis, un calienta biberones para las tomas nocturnas o fuera de casa. Lo importante es mantener todo bien limpio para evitar infecciones, ya sea con un esterilizador eléctrico o hirviéndolos en agua. Y un consejo práctico: tener 4 o 6 biberones os dará margen para no ir con prisas entre toma y toma (ni estar fregando cada dos por tres).

8. Carrito de paseo para bebé

A la hora de elegir cochecito, lo más práctico suele ser un modelo 3 en 1 que incluya capazo, silla de paseo y silla de coche. Así tenéis todo en un solo sistema, desde el nacimiento hasta que el peque ya camina más que va en brazos. Si vivís en ciudad o vais a estar subiendo escaleras, cogiendo transporte o metiéndolo en el coche a menudo, también podéis valorar un cochecito ligero y fácil de plegar. Vuestra espalda (y vuestros brazos) lo agradecerán.

9. Silla de retención para el coche

La silla de coche es un imprescindible desde el primer día para moveros con el bebé con total seguridad. Aseguraos de que esté homologada y cumpla con la normativa actual. Siempre que podáis, apostad por un modelo a contramarcha, ya que protege mucho mejor en caso de impacto. Mis amigas me recomendaron poner un espejito retrovisor en el reposacabezas para poder verlo mientras conduzco sin tener que girarme… y la verdad: acierto total.

10. Bolso de maternidad

El bolso de maternidad no es un bolso cualquiera… es prácticamente una mini mudanza diaria. Siempre va lleno, porque con un bebé hay que llevar de todo “por si acaso”. Por eso, están pensados al detalle: compartimentos térmicos para biberones, bolsillos de malla para pañales y toallitas, espacios acolchados para el móvil o las llaves, y hasta una funda cambiador plegable o un bolsillo impermeable para la ropa sucia. Podéis llevarlo al hombro o colgarlo del carrito, y su tejido —resistente al agua y a las manchas— está preparado para todo lo que venga. El mío ha sobrevivido a fugas, galletas babadas… y alguna que otra carrera por el parque. Y aquí sigue, como un campeón.

Extras útiles que no son imprescindibles … pero vaya si se agradecen

Hay básicos de bebé que todos tenemos claros… y luego están esos accesorios que no sabías que necesitabas hasta que los pruebas. o hace falta tenerlos todos desde el primer día, pero te pueden hacer la vida mucho más fácil:

  • Luz quitamiedos o de noche: ideal para las tomas nocturnas sin encender toda la habitación.
  • Humidificador: si el ambiente es seco, ayuda a mantener las vías respiratorias del bebé hidratadas.
  • Hamaquita de balanceo: un lugar tranquilo y cómodo donde dejar al bebé un ratito mientras lo tenéis cerca. Al final, se convierte en un salvavidas cuando necesitáis dos manos libres.
  • Termómetro digital: tanto para medir la fiebre como para asegurarse de que el agua del baño no está demasiado caliente, siempre viene bien tenerlo a mano.
  • Cesta de cambio portátil: perfecta si no quieres depender siempre del cambiador fijo.
  • Chupetes: aunque digáis “no lo necesitaremos”, más vale tener uno por si acaso. Palabra.
  • Gasas o muselinas: valen para todo. Regurgitaciones, coberturas suaves, mantita ligera… nunca sobran.
  • Organizador para el carrito: todo a mano y sin rebuscar entre pañales cada vez que sales.

Al final, no se trata de tenerlo todo, sino de tener lo que de verdad vais a usar. Cada bebé es un mundo, y vosotras, como familia, iréis ajustando sobre la marcha. Esta lista no es para agobiar, es solo una ayuda para empezar con buen pie. Porque en esos primeros días —con sueño, dudas y mil emociones mezcladas— tener lo esencial a mano puede marcar la diferencia. Y lo demás, ya lo iréis descubriendo juntas.

*Post en colaboración