Durante los 3 días (de viernes a domingo) que estuvimos en Val d’Aran (o Valle de Arán) pudimos visitar algunos sitios increíbles que quiero compartir con vosotros. ¡Ojalá hubiéramos tenido más tiempo!

Es importante que tengáis en cuenta la época del año que vais porque vuestra experiencia puede variar en función de si hay nieve o no. Nosotros fuimos en Semana Santa, un intermedio entre el invierno y el verano y aprovechamos los días soleados que tuvimos para poder hacer algunas excursiones cerca del  Verneda Camping Mountain Resort. Los recorridos que propongo son de máximo unos 30-40 minutos en coche.

Para los que no conozcáis este lugar, Val d’Aran es una comarca leridana situada en los Pirineos centrales y que se compone de 33 pueblecitos con mucho encanto. En esta zona conviven tres lenguas oficiales: el aranés (dialecto), el español y el catalán. Solía vivir de la ganadería pero actualmente se ha convertido en un paraíso para los turistas de montaña.

1. Viella (o Vielha)

Nuestra primera excursión justo después de aterrizar en el camping, el viernes por la tarde, fue a Viella, la capital de Val d’Aran. Está situada a sólo 10 minutos del Camping. Aunque la historia de Viella se remonta al sXI, el municipio tal y como se conoce hoy se creó en la década de los 70 por la unión de varios pueblos y su actividad principal es el turismo de montaña, tanto en verano como en invierno.

El centro histórico es pequeñito y lo reconocerás rápidamente por la Iglesia de Sant Miquèu, una iglesia construida en diferentes fases entre los siglos XII y XIII. El resto del centro queda rodeado de casas de piedra medievales alrededor del río Garona que bien merecen un paseo.

En Viella encontrarás todos los servicios de la zona: tiendas (muchas de ellas con artículos de deporte de montaña), bomberos, restaurantes, hospital y hasta una pista de hielo donde poder patinar (nosotros desafortunadamente la encontramos cerrada por reformas y no pudimos disfrutarla).

2. Pla de Beret

El sábado por la mañana nos levantamos con muchas ganas de ver la nieve (mis hijos se pueden pasar todo el año sin verla, así que para nosotros es la novedad) y si viajas en Semana Santa, ya empieza a quedar poca. Así que nos recomendaron ir a Pla de Beret, una zona plana situada a 1860 metros de altitud sobre el nivel del mar y donde todavía encontramos las pistas de esquí abiertas.

Pudimos dejar el coche en una gran zona de aparcamiento gratuito y si eres amante de esquí de fondo, es un buen lugar para practicar con tus hijos o dar un paseo en raquetas. Lástima que no íbamos muy preparados para la ocasión, así que nuestra visita fue rápida. Lo justo para hacer algún ángel en la nieve, un muñeco y tirarnos algunas bolas de nieve.

3. La Artiga de Lin

El sábado por la tarde queríamos ir a hacer una excursión por la zona y descubrimos este lugar sorprendente. Pensábamos en un lugar no muy lejos del camping para hacer una merienda y cometimos el error de hacer caso al navegador, que nos hizo conducir unos 30 km cuando realmente lo teníamos al lado.

Simplemente hay que dirigirse al pueblecito de al lado llamado Es Bòrdes, y seguir la pista asfaltada (está bien indicado). Pero ojo, porque está cerrada los meses de invierno a causa de los aludes que bajan cada año en época de nieve.

La Artiga de Lin es una zona montañosa y protegida situada a unos 1203m. El lugar, de origen glaciar, está formado por un valle en forma de U que se prolonga por debajo de los antiguos circos glaciares.

No te pierdas la visita a las cascadas de «Es Uelhs deth Joeu» (Los Ojos del Diablo o de Júpiter), especialmente durante la época del deshielo, una cascada espectacular y un fenómeno excepcional (son las aguas del glaciar del Aneto que desaparecen en el Forau d’Aigualluts, en el valle de Benasque, y reaparecen aquí tras recorrer 4 kilómetros subterráneos).
Desde allí se puede observar gracias a un balcón protegido con baranda desde donde podrás tomar fotos como ésta. Por cierto, de camino encontrarás merenderos con barbacoas, ideal para pasar la mañana y marcarte una buena caminata.

4. Vilamòs

El domingo por la mañana no nos apetecía movernos demasiado de allí, así que sólo a media mañana nos fuimos a visitar algunos pueblecitos de alrededor como Arròs o Vilamòs.

Éste último se le conoce como el pueblo más antiguo de Val d’Aran y está situado en un altiplano. La iglesia de Santa María se levanta imponente en el centro del pueblo y aprovechamos para tomarnos un pequeño vermut en la terraza de un pequeño bar que encontramos allí.

En el pueblo hay un Ecomuseu, donde te dan a conocer la forma de vida tradicional aranesa, pero no pudimos visitarlo porque estaba cerrado.

5. Les

Se me ocurrió la idea de dedicar el último día a hacer algo que verdaderamente les gustara a los niños. Descartamos el parque de animales Aran Park porque no somos muy partidarios de ir a parques de animales, a pesar de que en alguna ocasión hayamos visitado alguno.

La siguiente opción era llevarles a algún parque de aventura como NaturAran pero vimos que Goran lo tendría un poco complicado para subirse a alguna de las tirolinas, al igual que para las vías Ferratas que tenían edad mínima.

Así que finalmente vimos que había un parque infantil en Les y decidimos ir hasta allí. Nos dijeron que tuviéramos cuidado porque había una alta incidencia de Covid en ese momento pero tuvimos la «suerte» de que no había nadie e incluso decidimos hacer un picnic allí mismo.

El pueblecito de Les es uno de los últimos pueblos que hay antes de cruzar la frontera con Francia y tienen aguas termales que explotan en las Thermas de la Baronia de Les (aunque nosotros no salimos del parque infantil). También es conocido por su producción ecológica de uno de los caviares más valorados del mundo: el caviar Nacarii, procedente del esturión pero no tuve la oportunidad de catarlo.

De camino a Les pasas por Bossòst, una animada población cuyas tiendas atraen a muchos visitantes, y que está atravesada por el bonito paseo arbolado en la ribera del Garona (donde suelen hacer rafting y otros deportes de aventura).

6. Bassa d’Arres

Dejamos este lugar para lo último. Ya con las maletas cargadas en el coche para emprender nuestro regreso a casa, decidimos hacer un último picnic en la Bassa d’Arres, que se encuentra a 1.560 metros de altitud y se puede llegar fácilmente en coche. Fue un acierto total porque tiene algunas mesas (no muchas, creo recordar que 4 en total) y hasta una parrilla donde poder disfrutar de una barbacoa con vistas al estanque.

Desde la Bassa d’Arres puedes ir hasta las minas abandonadas de Margalida y Victòria y hacer una visita (sólo en verano) para ver cómo trabajaban hace 60 años pero nosotros al estar cerradas las obviamos. Quizás en una próxima ocasión podamos visitarlas.

​Y hasta aquí nuestro resumen de las excusiones que hicimos durante nuestra estancia en Val d’Aran. Estuvimos muy a gusto y nos encantó la zona, tanto como para desear volver de nuevo para ver todo lo que no nos dio tiempo. Eso sí, mi consejo es que no vayáis para un fin de semana como hicimos nosotros, el valle bien necesita más tiempo para difrutar cada rincón.

¿Conocíais esta zona catalana del Pirineo?