Cuando me enteré del concepto tan innovador de alojamiento que ofrecía el hotel El Jou Nature, no dudé en ir a experimentarlo. La idea de hacer unas «colonias» en familia pero con las comodidades que te brinda un hotel y lo mejor de todo, en un entorno incomparable en medio del Berguedà, sonaba a planazo. Os cuento cómo ha sido nuestra experiencia allí.

Un hotel familiar con actividades

Os pongo en situación. El hotel El Jou Nature es un hotel familiar gestionado por Eix Estels, una empresa que lleva 20 años dedicados a la gestión de colonias de calidad con 140 casas repartidas por toda Catalunya.

Y aquí viene lo interesante, aunque entre semana es una casa de colonias, durante el fin de semana lo abren para que las familias puedan disfrutar también de sus espectaculares instalaciones. Y si quieres pasar allí las vacaciones, también puedes hacerlo en estancias más largas durante los meses de agosto y hasta el 12 de septiembre (con opción de domingo a domingo, de miércoles a domingo o de domingo a miércoles).

El lugar está en un paraje aislado e idílico al lado de Guardiola de Berguedà (en la provincia de Barcelona) y con vistas al Pedraforca. Ubicado en un terreno natural de más de 140 hectáreas que no te acabarás en todo el fin de semana. Sólo verás naturaleza los 360º que alcance tu vista.

El hotel El Jou Nature cuenta con varios equipamientos entre los que destacan un gran campo de fútbol, campos de juego, un parque infantil hecho con materiales sostenibles, varias lagunas artificiales donde poder practicar deportes náuticos u observar la fauna y flora del lugar, un bosque propio con varias tirolinas y circuitos de deporte y aventura.

Nuestro fin de semana en el hotel El Jou Nature

No sé si es que teníamos muchas ganas de naturaleza pero cuando aparcamos el coche y vimos dónde estaba situada la casa ya nos invadió un sentimiento de paz y tranquilidad que nos contagió el resto del fin de semana.

Llegamos sobre las 11:30h del sábado y en la puerta ya nos esperaban Dio y Ran, los monitores que nos daban la bienvenida. En la recepción Iker nos entregó la llave de la habitación y nos informó de los horarios del restaurante. A destacar la amabilidad de todo el personal, especialmente con los niños.

La habitación era super espaciosa y tenía dos literas, así que los niños estaban felices de poder dormir ambos en la parte de arriba. Y sí, teníamos baño privado completo con servicio de sábanas, toallas y dispensadores de jabón incluido.
Pero lo mejor sin duda fueron las vistas. Un gustazo despertarse el domingo con esa belleza.

Una vez dejamos las maletas en la habitación y sin ni siquiera deshacerlas, salimos al encuentro de los monitores que ya estaban esperándonos para enseñarnos el lugar y jugar con los peques.

Nos dijeron a los padres que podíamos quedarnos o marcharnos (este servicio de quedarse con los niños sin presencia de los padres lo ofrecen a niños a partir de 5 años), y que si queríamos dejarles y aprovechar para tomarnos un descanso, ¡podíamos! Eso nos encantó. Tener un momento de intimidad para nosotros es algo muy necesario cuando viajas con niños y no siempre puedes hacerlo.

Actividades de aventura incluidas para todas las edades

Las actividades están incluidas en la estancia pero son opcionales. Las dividen en dos grupos: el 1 (niños hasta 8 años) y 2 (a partir de 9 años) para poder ofrecer a cada franja actividades acordes a su edad. Hay actividades durante la mañana, por la tarde y por la noche.

Los peques hicieron un taller de paleontología super divertido. La zona del Berguedà es conocida por albergar restos de dinosaurios así que fueron a excavar mientras la monitora les contaba cuentos super emocionantes sobre los dinosaurios.

Los mayores sin embargo, nos fuimos a hacer un circuito de tirolinas y lo pasamos genial. Todo el equipo que nos facilitan está higienizado y lo desinfectan tras cada uso. Ah! Y al acabar, a los niños les sirvieron la merienda.

Aunque para hacer estas actividades tuvimos que separarnos (dado que los niños tienen edades diferentes), por la tarde pudimos hacer todos una actividad en familia. Nos prepararon un juego de pistas para poder conocer bien todo el recinto del hotel El Jou Nature, fue como una especie de Gincana.

Durante el paseo descubrimos un montón de sorpresas y los niños estaban entusiasmados encontrando las pistas.

El domingo, aunque teníamos que dejar la habitación pronto, nos quedamos allí a aprovechar el día. Los peques se fueron a buscar bichos y aprender sobre los pájaros de la zona y los mayores disfrutaron muchísimo con las bicis voladoras. Pero sin duda, la guinda del pastel fue poder hacer un paseo en kayak en familia. ¡Nos encantó!

Un alojamiento sostenible

Seguro que alguien pensará, ¿Qué pasa si llueve o en pleno invierno no se puede disfrutar 100% del exterior? Durante nuestra estancia nos llovió algunos ratos y eso le otorgaba un mayor encanto al lugar. Pero tuvimos la suerte de poder hacer todas las actividades programadas. Sin embargo, en el caso de que no, el hotel El Jou Nature cuenta con un espacio interior super acogedor con más de 5.000m2.

Nos sorprendió la decoración acogedora y moderna y totalmente integrada con el entorno, recién reformada. Parecía que lo estrenábamos nosotros.

La casa tiene una política «green house» de sostenibilidad y entre las medidas a destacar os cuento que utilizan energías limpias, fotovoltaicas y biomasa, iluminación led, reaprovechan el agua de la lluvia para el riego, utilizan productios bio de limpieza, manteles y servilletas de papel reciclado, crean compost con la materia orgánica que generan y muchas cosas más.

Hay varios salones enormes, ludoteca con juegos de mesa, salas de lectura y televisión, discoteca, piscina cubierta (abierta de mayo a septiembre), etc. Por cierto, la piscina no es climatizada pero nos explicaron que al pasar los tubos de la caldera cerca, la mantienen a unos 24 grados cuando la caldera está encendida.

Restauración ecológica y de Km 0

El servicio de pensión completa incluye un buffet variado, casero y muy tradicional que elaboran desde su propia cocina. Con platos de la comarca y con propuestas para todos los gustos. Son muy cuidadosos con el protocolo anti Covid-19 y sólo pueden servirte ellos para evitar cualquier tipo de contaminación.

Algo que me comentó el gerente y que es digno de mencionar es que evitan el desaprovechamiento de la comida. Con la fruta que sobra, por ejemplo, hacen mermelada y en verano hacen su propia recolecta de sus árboles frutales.

En la terraza, el bar y el espacio chill-out bien merece un vermut o una infusión al atardecer mientras disfrutas viendo a los peques jugar en un entorno seguro.

El restaurante está abierto para gente que no está hospedada y ofrece una carta variada con propuestas de temporada y raciones generosas. Nosotros comimos allí el domingo y nos tuvimos que llevar las sobras porque no pudimos acabarlo.

Estamos encantados con la experiencia y sin dudarlo volveríamos a repetirla. Creo sinceramente que es una excelente opción para disfrutar de una escapada familiar sin aglomeraciones y en un entorno muy seguro. ¡Un lugar muy recomendado!

* Post en colaboración