Hace poco hablaba con una amiga sobre colegios y me di cuenta de que muchas familias estamos en la misma situación: buscando la mejor opción para nuestros hijos, con la duda de si elegir público, concertado o privado. Y dentro de estas opciones, las escuelas infantiles privadas con estilo británico se están convirtiendo en una alternativa muy interesante.

No es solo cuestión de prestigio. Lo que me llama la atención es cómo entienden la educación desde que los niños son muy pequeños: se centran en acompañarles de manera respetuosa, fomentar su autonomía y, sobre todo, que disfruten aprendiendo. Si te interesa este tema, te recomiendo echar un vistazo a El Limonar International School en Villamartín. Tienen un enfoque británico muy cuidado, incluso en la etapa infantil.

Aprender experimentando, no memorizando

Una de las cosas que más me gustan de este sistema es que los peques aprenden haciendo. En lugar de repetir contenidos de memoria, investigan, prueban y sacan sus propias conclusiones. Es como si quisieran que entendieran el “por qué” de las cosas, no solo el “cómo”.

Además, trabajan mucho la parte emocional. No se trata únicamente de sacar buenas notas, sino de que los niños ganen confianza, se sientan seguros y aprendan a expresar lo que piensan y sienten. Y eso, a la larga, me parece un regalo enorme.

¿Qué hacen diferente estos colegios?

Te resumo algunas estrategias que suelen utilizar y que marcan la diferencia:

  • Aprendizaje activo: los niños no están sentados escuchando todo el rato; participan, preguntan, se implican.
  • Proyectos creativos: juntan varias asignaturas en torno a un tema y lo trabajan en equipo. Así todo cobra más sentido.
  • Inglés como lengua natural: no lo estudian como asignatura, lo viven en el día a día, lo que hace que lo asimilen casi sin darse cuenta.
  • Seguimiento individualizado: no dependen solo de exámenes, sino de una evaluación continua que observa de verdad cómo progresa cada niño.

Ideas que puedes aplicar en casa

Aunque al final cada familia elige lo que mejor se adapta a su situación, hay cositas de este estilo educativo que podemos poner en práctica en casa:

  • Dejarles decidir: pequeñas cosas como elegir su ropa o el orden de juego ayudan a que se sientan más seguros.
  • Aprender con las manos: cocinar, plantar una semilla o experimentar con materiales sencillos les enseña mucho más de lo que parece.
  • El inglés como juego: canciones, cuentos o incluso una peli en versión original pueden convertirse en aliados.
  • Hablar de emociones: dedicar un ratito a preguntar “¿cómo te sientes hoy?” hace magia en su desarrollo.

Una elección con mirada de futuro

Apuntar a un hijo en un colegio privado británico es, claro, una inversión. Pero muchos padres lo ven como una manera de darles una formación completa: académica, emocional y también internacional. Y lo cierto es que, en un mundo cada vez más global, eso puede marcar la diferencia.

Yo lo veo así: la educación no es solo aprender datos, sino crecer como persona. Y las escuelas infantiles privadas que siguen este modelo británico se están ganando un lugar importante porque ayudan a nuestros hijos a ser curiosos, seguros y preparados para lo que venga.


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