Ya hace un par de semanas que ha comenzado el colegio. Para Ares está suponiendo un cambio importante en muchos sentidos. De repente ha dejado de estar en la clase de los mayores de la guardería para empezar en la clase de los más pequeños del colegio de mayores. Nuevos compañeros de clase, nueva profesora, nuevas instalaciones. No está siendo fácil.

Aún así, el inicio del colegio también está implicando diferentes hábitos y rutinas. Los horarios han cambiado y aunque seguimos respetando su tiempo de siesta, nos hemos visto forzados a posponerla un par de horas y por la noche sufrimos las consecuencias cuando no consigue conciliar de nuevo el sueño hasta las 23h.

Como os he contado en innumerables ocasiones, Ares es un niño muy muy activo. Hay gente que incluso se sorprende cuando lo conoce y me pregunta «¿Es así siempre?» y mi respuesta es «hasta las 23h de la noche». A mí incluso me sorprende el hecho de que siendo tan activo no necesite más horas de sueño porque en general duerme poco para ser un niño (unas 8 horas + siesta).

Algunos consejos para sobrellevar la vuelta al cole y que me han ayudado a que él nunca pierda la sonrisa son:

1. Evitar las prisas. Si apuramos a vestirlo en el último momento y le insistimos para que se dé prisa, entonces él no tiene ninguna intención de colaborar. Así que es preferible hacerlo relajadamente y entre risas.

2. Prepararle un buen desayuno para que le dé fuerzas y pueda continuar la jornada. Aquí tengo que decir que Ares no suele comer casi nada cuando se levanta (¡error!) pero lo compensa con el almuerzo que le preparamos para que se tome a media mañana.

3. De camino al colegio mantener alguna conversación divertida que le mantenga distraído durante el viaje

4. En el caso de Ares, le haces feliz si le dejas ir en bicicleta o patinete al colegio o le dejas llevar el juguete de turno con el que se siente más cómodo (luego al llegar a la puerta lo tiene que guardar en su mochila porque en clase ya tiene otros juguetes que compartirá con sus compañeros)

5. Despedirse de él de forma cariñosa transmitiéndole seguridad.

6. Llevarle un almuerzo variado cada día. A veces me pregunta directamente qué le voy a poner o a veces se lo encuentra por sorpresa: fruta, bocadillos variados, palitos de pan con queso, algún lácteo y me gusta más que los zumos envasados, que no acabo de encontrar ninguno que me convenza por exceso de azúcar.

7. Es importante llegar unos minutos antes de que acaben la clase, ya que la sensación de que alguien les espera les resulta muy positiva y salen con mucha más alegría.

8. Si hacen jornada completa, conviene llevarles algo para que merienden, especialmente si el trayecto a casa es un poco largo. Es importante que no sea lo mismo que le hemos preparado durante la mañana.

9. Mantener una conversación activa sobre lo mejor y lo peor del día en el colegio. ¿Qué ha aprendido? ¿Con que amigo o amiga ha jugado más? Si le ha gustado el almuerzo, etc…

10. Durante estos primeros días intentamos que a la salida del colegio haga algo que le guste especialmente: ir al parque, ver algunos dibujos animados, ver a algún viejo amigo de los que no vayan a su colegio, etc.

Espero que estos consejillos os ayuden con los primeros días de colegio.  A nosotros nos han servido de mucho. Hay niños que lo llevan mejor que otros y la adaptación puede tardar entre 1 y 30 días.
Por suerte Ares no ha llorado ningún día y eso se agradece porque tanto su padre como yo lo pasamos fatal cuando lo vemos llorar.

Ahora nuestro objetivo está en volverle a marcar unas rutinas y decidir si seguimos manteniéndole o no la siesta. ¿Algún consejo? ¿Cómo habéis resuelto vosotros el tema de la siesta?