Este fin de semana he tenido el precioso bautizo de mi primita Inés.
No sé en qué momento exactamente se decide bautizar a un hijo pero yo, incluso mucho antes de concebirlo, decidí que nunca lo haría. Por suerte para mí, mi novio me apoya en esto y aunque a él le cuesta más que a mí romper con algunas tradiciones, parece que ésta no va a dar lugar a dudas entre nosotros.
Yo he sido bautizada e incluso hice Mi Primera Comunión, pero a partir de entonces, ya empezaron a surgir razonamientos varios que me hicieron convertirme en lo que básicamente soy ahora: una atea reafirmada.
Por esa razón, y porque no me parece justo que a mi bebé se le imponga una creencia religiosa que no ha solicitado, mi bebé será un niño ó niña no cristiano/a y por tanto, lamentándolo mucho para la religión Cristiana, no formará parte del cuerpo de Cristo a menos que él así lo decida cuando llegue el momento.
Ahora bien, estoy contemplando alternativas a esta bonita celebración, que si más no, sí que me parece un bonito compromiso de amor y responsabilidad, en el cual se pueden nombrar pública y oficialmente a sus padrinos y convertirla en una bonita presentación del bebé en sociedad.
Muy pronto os hablaré de los bautizos civiles…
4 Comentarios
Ariadna
aquí una no bautizada…
trandafiras
Pecadora!!
Haridian Plasencia
Me ha encantado de la forma que lo has explicado, no es nada facil… ni yo ni mi hermana somos bautizadas y durante mi vida (tengo 32 años) he escuchado todo tipo de comentarios. Estoy embarazada de 11 semanas y siempre he creído firmemente que no bautizaría a ninguno de mis hijos, pero me encuentro con un dilema, mi chico y toda su familia son cristianos, así que creo que voy a tener que ceder ya que él cedió en que no nos casaramos por la iglesia…no es lo que me hubiera gustado pero ya que es hijo de los dos habrá que celebrarlo con una sonrisa…me encanta tu blog ahora que estoy empezando a leerlo!! Un saludo
trandafiras
Hola Haridian, bienvenida a mi blog y gracias por tu comentario.
El dilema con el que te has encontrado tú es bastante común. Muchas veces uno siempre tira más que el otro hacia algo y al final el otro tiene que acabar cediendo. Yo en esto tuve mucha suerte, pero supongo que si para ellos es tan importante, no te quedará otra que ceder y cuando tu hijo sea más mayor que decida si quiere continuar con la tradición o no.
¡Suerte y que te sea leve!