El turismo rural me fascina. No es la primera vez que decidimos pasar un fin de semana en una casa rural. Siempre es un buen momento para hacer una breve escapada por algún pueblecito y disfrutar de las zonas menos pobladas en una casa rural.

Mi amiga Lorena me habló tan bien de su experiencia en un pueblecito super pintoresco de Tarragona llamado Capafonts, ideal para buscar la tranquilidad y conectar con la naturaleza. Pero sobre todo, destacó la atención que había recibido en el Celler de Cal Garriga y no hay nada como seguir las recomendaciones de una buena amiga. En esta ocasión, la casa se alquila completa y no la compartes con otros huéspedes.

Lo mejor de la casa es su ubicación en pleno centro del pueblo y al lado de la iglesia. Las campanadas suenan cada hora y a mí me resulta tan entrañable que me transporta a mi niñez en el pueblo de mi madre.

Una casa rural para disfrutar en familia

Lorena me dijo que la casa era suficientemente grande como para alojarnos hasta 10 personas, así que no dudé en comentárselo a mi hermano (entre todos sumábamos 7). Ya se sabe que muchas veces se hace complicado encontrarnos en nuestros pisos pequeños, así que la idea de poder estar en algún lugar diferente mientras disfrutamos de alguna excursión, de unas buenas vistas y de unas partidas de Trivial juntos era muy atractiva.

El Celler de Cal Garriga tiene 5 habitaciones amplias y 2 baños completos. Cuando llegamos nos repartimos los dormitorios y aunque los niños querían dormir en la buhardilla, acabaron haciéndolo justo en el dormitorio de abajo.

Es una casa antigua reformada que combina todo el encanto rústico de las casas de piedra con las comodidades de un hogar moderno (cocina moderna, baños de diseño, mobiliario actual, etc.).

También cuenta con chimenea y unas vistas espectaculares a La Vall del Brugent.

Nos contaba Llorenç, el propietario, que han tardado casi 10 años en dejarla lista. Lo han hecho todo con mucho mimo, entre los diferentes miembros de la propia familia.

Un jardín con encanto

El jardín, aunque no está en la misma casa, queda a la vuelta de la esquina (a sólo 2 minutos) y es un lugar que transmite mucha paz. De hecho es el mismo jardín de los propietarios, que viven justo enfrente, pero cuando alquilan El Celler de Cal Garriga, es exclusivo para el huésped.

Cuando les dije a los propietarios que queríamos hacer una barbacoa en el jardín, todo fueron facilidades.

El jardín es muy bonito, tiene dos hamacas bajo un gran castaño de Indias y una pequeña cocina que facilita mucho las comidas en este espacio. Allí encontrarás nevera, platos, vasos y utensilios varios para no tener que traerlas desde la casa.

El domingo quisimos hacer arroz y Llorenç nos preparó el paellero con la botella de butano preparada. Realmente nos hizo sentir como en casa.

La bodega de Llorenç y su familia

Cuando conocimos a Llorenç, nos obsequió con algunos licores caseros y artesanales. Nos dijo que los hacía él mismo y que si queríamos nos podía enseñar su bodega y hacernos una degustación. Lo que más me sorprendió es que Llorenç es enfermero de profesión y esto es simplemente un hobbie familiar.

Eso fue una gran sorpresa, ¡con lo que me gusta a mi el vino!. La bodega está en la planta baja (de ahí que la casa se llame «celler», que en catalán significa «bodega»).

Además de vinos dulces como el Moscatel o la Mistela, también hacen vino blanco, vino tinto, cava, limoncelo o incluso vermut (éste último era mi preferido). Y lo mejor, es que también los puedes comprar y llevártelos a casa.

Capafonts y sus alrededores

Me quedé totalmente enamorada del entorno del pueblo. A sólo media hora caminando de El Celler de Cal Garriga encontramos un espectáculo de piscinas naturales de aguas cristalina y del nacimiento del Río Llúdriga.

Te puedes bañar sin problemas, pero eso sí, ¡el agua está congelada!

Por la tarde decidimos ir a pasar la tarde a Prades, el pueblo de al lado. Su casco antiguo es muy bonito, amurallado y las casas están hechas de una piedra rojiza muy característica. Por cierto, no te vayas de allí sin probar una de las magdalenas del Forn de Mont-Ral que estaban riquísimas.

Y el atardecer lo reservamos para La Masia del Montblanc, en Albarca. Un pueblecito muy curioso de ¡tan solo 6 personas! Os podéis imaginar que estaba desierto. Por suerte el bar estaba abierto y pudimos disfrutar de un atardecer con unas vistas espectaculares al Parque Natural de la Sierra del Montsant.

Nos faltó ver La Mussara, la ermita de l’Abellera, la Niu de l’Àliga, la Cova de Gralles y un montón de cosas más que hay por la zona. Así que ¡volveremos!

¿Conocías esta zona de Tarragona?

SORTEO ESTANCIA FIN DE SEMANA RURAL

Desde El Celler de Cal Garriga quieren que una familia venga a vivir su propia experiencia en la casa rural y nos ofrecen un sorteo entre todos los que participen activamente dejando un comentario y nos sigan en redes sociales.

El premio será una estancia de 2 noches en la casa rural El Celler de Cal Garriga de Capafonts de hasta 10 personas, durante 2020 y siempre según disponibilidad. Es recomendable que la reserva se haga una vez se otorgue el premio para evitar quedarse sin fechas disponibles. El premio no incluye régimen de comidas.

Para participar puedes hacer tres cosas: ir directamente a mi perfil de Instagram, buscar la foto con la imagen del sorteo (publicaré hoy a las 20h) y seguir sus instrucciones, dejar un comentario al final de este post o las dos cosas para que tengas más posibilidades.

¡Mucha suerte!