Algunas de nosotras ha tenido embarazos complicados que, a pesar de las dificultades, logran finalizar con éxito y recordar «con nostalgia» todas aquellas situaciones difíciles. Cristina nos cuenta un embarazo que no fue fácil, superando cada trimestre dificultades y síntomas molestos que con el tiempo llegan a ser anecdóticos.
Términos como rosácea, hidramnios o la maniobra de Hamilton, que hasta ahora habían sido desconocidos para mí, surgen como algo mucho más común de lo que había imaginado.

Esta es la historia de Cristina:

«El primer trimestre no tuve los típicos síntomas de las embarazadas: ni náuseas, ni vómitos, ni cansancio, etc. Pero sufrí un episodio de rosácea en la cara bastante molesto y un hinchazón importante en las encías. Todo ello se solucionó rápidamente con las recetas y recomendaciones de los especialistas.

El segundo trimestre sufrí mareos, dos de ellos muy seguidos y a punto de perder el conocimiento. Fui inmediatamente a urgencias y me hicieron pruebas de todo tipo, al final no fue nada importante, aunque durante unos días me tuve que controlar la tensión.

En el tercer trimestre me detectaron hidramnios, tenía más líquido amniótico de lo normal. Esto me tuvo muy preocupada durante el resto del embarazo, ya que inevitablemente consultaba Internet y ya os podéis imaginar… Os aconsejo que confieis en los profesionales de la salud y disfruteis del embarazo, ya que muy pocas veces volveremos a vivir una experiencia así.

El final del embarazo fue eterno. En las últimas revisiones la ginecóloga me decía que estaba dilatada y apuntito, pero los días pasaban y nada… Expulsé el tapón mucoso y nada… Me realizaron la maniobra de Hamilton para inducir el parto y nada…

manosFinalmente me puse de parto a las 40 semanas y 4 días. Las contracciones fueron intensas pero solo las sufrí un par de horitas, una en casa y otra en el hospital hasta que me pusieron la epidural. Me atendieron muy bien y fue todo muy rápido, la verdad es que ahora lo recuerdo con cierta nostalgia.

Las dos primeras semanas con el pequeño en casa fueron durillas: tienes que cuidarte, cuidar del bebé, atender visitas, organizar la casa, hacer papeleos… y todo esto sin apenas dormir. Os aconsejo que pidáis ayuda, delegueis tareas y seais sinceras si no os apetece tener gente en casa.

Ahora mi bomboncito tiene dos meses y estamos muy felices.
Ánimos y confiad en vosotras mismas»

Cristina
Barcelona

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