A veces creo que pongo tanto empeño en querer ser buena madre que me olvido de todo lo que está a mi alrededor. Me olvido de ser buena amiga, de ser buena hija y de ser una buena esposa.
Mi marido es muy cariñoso, siempre lo ha sido y antepone mis necesidades a las suyas. Creo que fue eso precisamente lo que me enamoró de él y cautivó mi corazón.
Adoro que me robe besos por las esquinas de casa, que me envíe varios mensajes al día para comprobar que estamos bien, que me compre mi helado favorito los viernes o que me escriba felicitaciones en cada celebración.
Adoro que me diga lo mucho que me quiere cada día y ver como envejecemos juntos.
Pero también echo de menos algunas cosas que hemos dejado de hacer. Nuestros momentos íntimos se van posponiendo porque nunca es buen momento, especialmente para mí. La presencia de los niños me bloquea y aunque nos acostamos siendo dos, amanecemos siempre siendo 4. Es difícil encontrar momentos para estar solos y cuando me paro a pensarlo es cuando me doy cuenta del tiempo que llevamos sin dedicarlo a nosotros.
Sé que es solo un momento de nuestras vidas y que muy probablemente todo volverá a su sitio tarde o temprano, pero no puedo dejar de pensar en las cosas que también echo en falta desde que nos comprometimos a ser padres: esas duchas de dos, esas cenas en el suelo del comedor, esas botellas de vino mano a mano, esos viajes de dos, esos caprichos que nos dábamos sin mirar el precio (espectáculos, actividades de aventura, pequeñas locuras que ahora no podemos permitirnos porque creemos que «no lo necesitamos»), esas mañanas remolonas en las que nos quedábamos hablando en la cama… son esas pequeñas grandes cosas, ¿sabéis a qué me refiero?
Hace unos días fue nuestro aniversario, nuestro octavo año juntos. Ni siquiera pudimos celebrarlo porque los virus invadieron nuestra casa; teníamos a los peques malos y no quisimos despegarnos de ellos. Él salió pronto a trabajar y apenas pudimos hablar un rato mientras cenábamos. Me dió mucha pena no poder hacer algo más especial y hoy por fin ha llegado el lienzo en forma de díptico que encargué en Pixers y que recoge el momento más emotivo del día más bonito de mi vida. Ese beso en el que rompí a llorar porque por fin veía cumplido un sueño: conocer al padre de mis hijos y al hombre con el que decidí firmar un contrato para toda la vida. Hoy ha sido él quien se ha emocionado.
(En Stories me preguntabais dónde comprar un cuadro así. Desde la web de Pixers podéis encargar dípticos, trípticos, quadríptico y hasta polípticos. Y no sólo cuadros, sino que también podéis encontrar posters, foto puzzles, vinilos de grandes dimensiones para decorar vuestras paredes, etc. Recientemente tenían una oferta de hasta el 40% de descuento, con gastos de envío totalmente gratuitos y en una semana lo tienes en casa).
A Ares le ha encantado. En general le encanta todo lo relacionado con nuestra boda: fotos, vídeos, recuerdos. Él estuvo presente ese día aunque no lo recuerde y significó mucho para nosotros tenerle ahí. La pena fue no haber esperado a Goran, pero ¿Quizás en nuestras bodas de plata? 🙂
¿Creéis que vuestra vida en pareja también ha hecho una pausa con la llegada de vuestros hijos?
18 Comentarios
Mina
Pues si…yo tb echo de menos a mi marido!!!Y es que con 2 niños la cosa se complica verdad???
Por supuesto que me encantaría volver a darnos esas duchas de 2 y a quedarnos remoloneando un ratito en la cama x la mñn…pero todo volverá 😉
De momento, sólo nos queda vernos en nuestro papel de padres y disfrutarnos cuando podamos.
Muacks.
Sheila
Hola Mina, todo tiene su momento y estamos disfrutando mucho también de este momento de padres. Ambos adoramos estar con nuestros hijos. Pero a veces una tiene estos momentos de flojera y necesita estar a solas con la pareja sin interrupciones y sin estrés mental, que es lo que me pasa a mí, que me cuesta mucho desconectar de las cosas que tengo a mi alrededor.
Laura
Uff justo el otro lo hablaba con mi pareja.estamos todos por casa pero donde están esos momentos de dos de pareja. ….los niños nos requieren todo el rato y más siendo pequeños nosotros ni siquiera dormimos juntos duermo yo con los dos niños.y nos es complicado dedicarnos tiempo y cuando lo encontramos no sabemos estar sin ellos jaja.es un parón en el tiempo que luego se recupera.
Sheila
Sí Laura, espero que sea así. A veces le miro y pienso en lo mucho que le echo de menos aún teníendole cada día a mi lado. Veo que muchas me entendéis perfectamente y os sentís muy identificadas, así que es más común de lo que me parecía.
Cris
Cuanta razón! Me siento identificada… que importante es darse cuenta de ello y hacer pequeños esfuerzos por buscar momentos de intimidad!
Por cierto, una pequeña corrección de redacción: creo que querias decir que tu marido ‘antepone MIS necesidades a las SUYAS’, y no al revés, no?
Un beso!!
Sheila
Jajajaja.. es verdad Cris, muchísimas gracias por la corrección, ahora mismo lo edito. ¡Menos mal que se me ha entendido…!
Felisa Fernández Fernández
Cambia mucho cuando se tienen niños, ellos te acaparan casi todo el tiempo. Además que a nosotras nos gusta también no dejarlos de la mano, estar pendientes, es así la vida. Ya llegará el tiempo de relax, ánimo y besos.
Sheila
Sí Felisa, la experiencia es un grado, así que si lo dices tú me animas a pensar que es así. Gracias por tu comentario.
ELENA RIBERAS
Una pausa es poco en mi caso jajajaja, yo diría un «parón». Pero bueno yo creo que es normal, los momentos íntimos ya, como tu dices, nunca encuentras el momento perfecto, no le hay, Y hacer cosas de dos, ya ni se plantea, sólo tener que pensar despegarse de los hijos, pospones los momentos de dos.
Sheila
Ay Elena, qué difícil es a veces llegar a todo y a todos, ¿verdad?
Nueve meses y un día después
Hombre, nos pasa a todos en mayor o menor medida cuando los niños son pequeños, ¿no? Hay que dedicarles tanto tiempo que cuesta más encontrar momentos para la pareja y además estamos agotados jajaja. Pero en unos años las cosas irán voflviendo a su cauce. Chulísimo el lienzo.
Sheila
Muchas gracias bonita. Tenía muchas ganas de tener una imagen de nuestra boda significativa en casa. Al final, apenas imprimimos fotos y las tengo todas en el ordenador.
Y sí, supongo que habrá tiempo para todo, la pena es no saber encontrar a veces el equilibrio.
En mi humilde opinión
Qué razón tienes, creo que todos pasamos por eso, pero yo también creo que como bien dices, es una etapa, seguro que cuando sean más mayores volveremos a tener esos momentos, aunque no sean todos, sí los tendremos. En nuestro caso es que ni siquiera dormimos juntos, yo tengo que dormir con el peque, y resulta todo bastante dificil!!! Me ha encantado el díptico, un regalo precioso.
Sheila
A veces creo que la culpa es mía que no me organizo bien, pero es que el día a día, el trabajo, el poco tiempo que tengo para mí… al final nos atrapa en un círculo vicioso y lo peor repercute en ellos, pobres. Gracias por el comentario, el díptico es una maravilla, la verdad. Lo hemos puesto en el dormitorio y me encanta verlo antes de acostarnos.
pequeboom
Me siento muy identificada, mucho.
Besazos guapa
Sheila
Gracias Ángela, creo que esto es más común de lo que parece… besitos.
Maribel Requena Varon
¡Ayyy, se me cae alguna lagrimilla! Sheila, que artículo tan conmovedor.
Yo también echo de menos esas cositas…
Sheila
Sí Maribel, creo que también es bonito echarlos de menos para disfrutar más los «reencuentros». Un besazo.