Hace un mes aproximadamente Ares sufrió una gastroenteritis que le mantuvo casi 2 semanas con vómitos y diarreas. Yo no creí que pudiera durar tanto tiempo y me preocupé bastante, especialmente por la posible deshidratación que pudiera tener, ya que cuando bebía agua, también la devolvía, pero por suerte no hizo falta ingresarle y luego descubrí que era más común de lo que creía.

Los síntomas son fáciles de detectar: diarrea, vómitos, dolor abdominal, fiebre y escalofríos son los más comunes. Suele estar provocada por una infección vírica y se contagia fácilmente. Por este motivo es muy importante extremar las medidas higiénicas.

A pesar de que es bastante frecuente en niños menores de 5 años (cada año se producen cerca de 5.000 ingresos hospitalarios de niños por gastroenteritis en España) por lo general no representa un peligro grave.

Una de las medidas más baratas y eficaces de prevenir la gastroenteritis es lavarse las manos siempre antes de comer, después de ir al baño (incluso después de cambiarle los pañales por si se hubieran podido manchar), después de toser o estornudar o incluso después de sonarse los mocos.

Según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, el tratamiento para la gastroenteritis infantil se basa en estos 3 puntos básicos:

  1. Buena hidratación. Es importante ofrecerle agua con frecuencia aunque es recomendable que sea en pequeñas cantidades para que no le provoque vómitos. A veces, si son muy pequeños, el agua puede no ser suficiente para compensar la pérdida de sales y electrolitos, por lo que hay que darles una solución rehidratante (el llamado suero oral). Además venden soluciones pensadas específicamente para ellos con gustos agradables para que no rechacen el sabor.
  2. Dieta blanda: arroz cocido, pechuga de pollo a la plancha para comer, sopa de pasta (templada, nunca caliente), merluza hervida o jamón cocido. Seguro que ya sabéis a lo que me refiero… Si el bebé está lactando, no es necesario interrumpir la lactancia en ningún momento y si toma leche adaptada, se le pueden preparar biberones más diluidos. Es importante ofrecerle comida pero sin forzar. La alimentación precoz, en contra de la creencia popular, acelera la curación de la gastroenteritis, aunque, al principio, las deposiciones sean frecuentes.
  3. Evitar los medicamentos y antibióticos, excepto antitérmicos si son necesarios o aquellos fármacos que prescribiera el médico, claro está. Las medicinas para las naúseas, los vómitos y antidiarreicos solo alivian el síntoma pero no curan.


CasenBiotic
, sin embargo, es un probiótico que ayuda a manejar los episodios diarreicos en niños y adultos. Gracias a los 100 millones de Lactobacillus reuteri que contiene cada sobre, contribuye a la repoblación de la flora intestinal que se pierde durante la diarrea. Viene presentado en diferentes formatos aunque tanto las gotas como los sobres están especialmente indicados para los niños por su fácil dosificación y son solubles en cualquier líquido o yogur. Además, gracias a su sabor neutro, no altera el sabor del producto donde se disuelva.

Este producto además es apto para celíacos, alérgicos e intolerantes al huevo y también para diabéticos.

Aún así, no dudes en consultar con tu médico o pediatra antes de suministrar éste o cualquier otro tipo de complemento alimenticio durante o inmediatamente después de una gastroenteritis.

 

*Post en colaboración