La homeopatía siempre ha sido un tema controvertido, especialmente cuando se desconoce qué es y para qué sirve y entonces se hace un mal uso de ella. Por eso me apetecía escribir un post que aclare algunos datos y mi postura ante este tipo de terapia. ¿Por qué? Porque los principios activos homeopáticos se consideran muy seguros y se toleran bien, apenas se han descrito reacciones adversas relevantes y no interfieren con la acción de otros medicamentos sanitarios. Es por esta razón que están especialmente indicados en bebés o mujeres embarazadas.
Pero eso no significa que esté indicado para usarse siempre, en todas las patologías y pacientes.

¿Qué es la homeopatía?

De entrada, es necesario entender qué es la homeopatía. Hablamos de una terapia no convencional aunque reconocida como tal por la legislación española, es decir, que es totalmente legal y cualquier médico de España y Unión Europea se encuentra perfectamente legitimado para prescribir y aconsejar estos medicamentos a sus pacientes.
Es un tratamiento natural en la medida que contribuye a la salud del paciente de forma respetuosa con el organismo.

La homeopatía puede resultar efectiva como una opción adicional a la medicina tradicional (no interfiere con otros medicamentos, sino que lo complementa, ni presenta efectos secundarios relevantes) y permite abordar al paciente desde una visión global (holística) que tiene en cuenta aspectos físicos, ambientales y emocionales.

Los medicamentos homeopáticos pueden ayudar con los problemas puntuales, ocasionales o temporales. De hecho puede funcionar bien en algunos casos donde se presenten síntomas gripales como tos, afonía o dolor de garganta, así como dolores de cabeza, contusiones y síntomas de alergia.
En mi caso he recurrido a la homeopatía en algunas ocasiones para mejorar problemas de sueño y dolores menstruales.

Ventajas de la homeopatía

Son tratamientos que se toleran muy bien, no presentan efectos secundarios relevantes y además no interfieren con otros medicamentos.
En algunos casos, aunque es poco frecuente, la sustancia activa puede desencadenar algunos efectos secundarios, pero siempre serían leves y transitorios.

Es importante que este tipo de tratamiento se supervise siempre a través de un médico y/o farmacéutico especialista en homeopatía ya que se debe tomar como un tratamiento personalizado donde se tienen en cuenta los síntomas específicos y el resto de problemas de salud de la persona. Cada paciente tiene una situación diferente y no debe tomarse a la ligera.

Pero ¿Qué debes saber también sobre la homeopatía?

Primero de todo, asegúrate de comprar los productos en una farmacia. Algunos productos se ofrecen como “homeopáticos” sin serlo.
Por otro lado, comprueba que no tienes alergias o intolerancias a ninguno de los principios activos.

Si se está complementando la homeopatía con otros fármacos convencionales, en ningún caso deben abandonarse o reducir las tomas a menos que lo indique tu médico.

JAMÁS DE LOS JAMASES se debe sustituir un tratamiento de homeopatía con una vacuna. Es importante que sigas el calendario vacunal y que administres todas las vacunas que tu médico considere apropiadas.

También es importante que sepas que la homeopatía NO CURA sino que puede aliviar síntomas y mejorar la calidad de vida de muchos pacientes. Sin embargo puede que a otros no les funcione. Por tanto no te automediques ni prescindas de la medicina tradicional y sigue siempre los consejos de un médico.

Espero haberos aclarado un poco más el tema sobre la homeopatía. ¿Cuál es tu punto de vista sobre este tema?

 

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