Que nos gusta Francia es un hecho. Tenemos la suerte de vivir a tan solo unos pocos kilómetros de la frontera (menos de 200km), así que viajar al sur de Francia se nos hace mucho más fácil que viajar a según qué otros lugares de España.
A pesar de que yo ya conocía la bonita ciudad de Narbonne gracias al blogtrip que realicé a Les Grands Buffets, me apetecía volver con mi familia en estas fechas tan señaladas.
Aunque en Narbonne encontrarás 3.000 horas de sol al año, nosotros fuimos este puente de Diciembre y nos hizo bastante mal tiempo. Aún así, no paramos quietos ni un momento.
Entre sus lugares con más encanto y que nosotros visitamos destaco: el mercado Les Halles, el canal de la Robine, la plaza del Ayuntamiento y el Palacio de los Arzobispos, el Horreum romano, el museo lapidario NarboVia o la catedral de San Justo y San Pastor. Así ha sido nuestra visita:
Narbona, la ciudad con más habitantes del Aude, País Cátaro
Narbona, como la llaman en España y situada en la región de Occitania, es una de las ciudades más importantes del Aude y la que más habitantes tiene, (unos 55.000), por tanto ya veis que no hablamos de una gran urbe y es perfecta para verla en una sola jornada si no dispones de mucho tiempo.
Además, podéis viajar en tren de alta velocidad Renfe-SNCF desde ciudades como Madrid, Zaragoza o Barcelona (ésta última en un trayecto de tan solo 2 horas).
Si además decides venir en Navidad con niños, será un acierto, y no olvides coger el programa de fiestas para enterarte de todo. Podrás encontrarlos tanto en el mercado navideño como en los comercios.
En la sala de los cónsules del Palacio de los Arzobispos, por ejemplo, tenían como una pequeña ludoteca gratuita con juegos y juguetes que abría por la tarde, pero cuando fuimos nosotros justo habían cerrado y no pudimos verla. Aunque nos quedamos paseando por las calles, y sólo con la decoración los niños ya alucinaron bastante.
La catedral y el Palacio de los Arzobispos
El edificio más imponente de la ciudad, y que puede verse desde prácticamente cualquier lugar, es la catedral de San Justo y San Pastor, que comenzó en 1272 y nunca fue acabada.
Sus 41 metros de altura la convierten en la tercera catedral más alta de Francia solo por detrás de la de Amiens y Bourges.
No pierdas la oportunidad de visitarla por dentro porque es preciosa y la entrada es gratuita (únicamente hay que pagar para ver la sala de los tesoros y es opcional). Además, en Navidad ponen un pesebre iluminado bastante grande en su interior.
Detrás del Palacio del Arzobispado y junto al claustro hay un parque muy agradable con un precioso reloj de sol y al fondo de una pasarela, algo escondida, encontraréis también este banco enorme que a los niños les sorprende muchísimo y podréis tomar alguna fotografía divertida.
Una curiosidad es que justo en el centro de la plaza del Ayuntamiento se puede ver un trocito de la antigua Vía Domitia, la primera calzada romana construida en La Galia (la primera autopista de la época, para entendernos, que unía la Italia y España romanas) y que fue construida en el año 118 a.C. Lo más interesante es que se puede ver en el estado que quedó a final del siglo IV y está abierta al público para que puedas pisarla como hicieron en su día los romanos.
El Mercado (Les Halles)
Desde luego, otro de los grandes atractivos de esta ciudad es darse una vuelta por el mercado cubierto de Les Halles, situado a lo largo del Canal de la Robine, pero ojo que sólo abre por la mañana.
El edificio es precioso, arquitectura de estilo Baltard con un techo majestuoso y una estructura de hierro fundido combinada con vidrio.
Una parte del mercado, más de 60 puestos, se dedica a la venta de todo tipo de productos de alimentación, en su mayoría frescos y típicos locales: quesos, patés, carne, pescado, encurtidos, etc. y la otra parte son bares y pequeños negocios que sirven comidas. Los domingos al mediodía hay ambientazo así que si quieres comer allí, tendrás que ser avispado en conseguir una mesa libre.
Uno de los lugares curiosos para comer es en Chez Bebelle. Su propietario Gilles Belzons es un ex jugador de rugby y pide las comandas con su megáfono a las carnicerías de alrededor y cuando tienen la carne lista, la lanzan. Suele haber bastante gente esperando para comer así que si no tienes paciencia, otra opción es comer en el restaurante que tienen justo en frente, el Maison Bébelle.
Una de las especialidades de la casa es el steak tartar de caballo. Y a quien no le guste la carne cruda, también puede pedir el steak haché, que viene cocinada y con un huevo frito encima.
Descubre la ciudad de Narbonne a través de un juego de pistas
A mis hijos les encantan los juegos de pistas, así que cuando descubrimos que en la Oficina de Turismo de Narbonne-Côte du Midi organizaban uno para descubrir la ciudad, y encima en español, allá que fuimos.
El juego, «La caza del tesoro» (web en francés), te permite descifrar algunas incógnitas mediante pistas que te hacen recorrer algunos de los puntos más característicos de la ciudad. Pero lo interesante es que te hace ver cosas que normalmente pasarían desapercibidas. ¡Fue muy divertido!
El precio es de 13€ por familia y tiene un duración aproximada de 1 hora y media. Al final del recorrido, si vuelves a la oficina con el enigma descifrado, te dan un pequeño obsequio.
Patrimonio histórico y cultural de 2.500 años
Visitar la ciudad de Narbonne es como hacer un viaje en el tiempo.
Una visita muy rápida es ir a ver el Horreum romano. Unas galerías subterráneas ubicadas a cinco metros debajo del suelo y construidas en el siglo I a.C., y uno de los pocos monumentos romanos visibles de Narbonne.
No se sabe a ciencia cierta su función pero muy probablemente fueron los cimientos de un mercado o almacén. La largura de la galería norte es de 37,70 metros y la de la oeste de 50 metros.
El precio para entrar es de 4€ los adultos y gratis para niños.
Si dispones de algo más de tiempo durante tu visita a Narbonne y te gusta la historia, también puedes ir al museo lapidario Narbo Via, de nueva creación (recién estrenado en 2021).
El museo Narbo Via permite descubrir las riquezas de la ciudad romana de Narbo-Martius. Tiene una colección permanente de 1.300 piezas y una colección de 760 bloques funerarios.
Para mostrar la colección lapidaria, se ha diseñado un dispositivo único en el mundo que puede mover la mayoría de las piedras para su conservación y estudio. Además, las terminales de consulta con pantallas táctiles ofrecen información adicional que permite manipular la pieza en 3D. Podéis verlo en movimiento a través de mis historias de Instagram.
El primer domingo de cada mes es gratuito.
La Navidad en Narbonne
Si Narbonne es una ciudad bonita, ya no os digo en Navidad, con todo iluminado.
A eso de las 18h, cuando se hace oscuro, empieza a descubrirse una nueva ciudad iluminada digna de ver.
Pasear por las calles se convierte en un espectáculo. Luces de todos los colores, figuras enormes y edificios iluminados, mapping en fachadas y música.
El canal de la Robine divide dos zonas de ocio bien diferenciadas: a un lado, la feria de Navidad, más enfocada a los niños y con un montón de atracciones (por cierto, me parecieron más baratas que en Sitges) y al otro lado, el mercadillo navideño, para toda las edades.
En todo el recinto de Navidad no piden pasaporte Covid pero la mascarilla es obligatoria, aunque sea al exterior.
El mercado navideño está compuesto de más de 30 cabañas de madera situadas a lo largo del canal, en el Cours Mirabeau y en la Promenade des Barques. Allí podrás comprar dulces, vino caliente o artesanía.
El recinto es gratuito, de libre acceso y sólo pagas por la atracción que quieras montar. Realmente es precioso verlo todo iluminado y el ambiente es muy agradable. No encontramos aglomeraciones.
Algo que tengo que confesar es que la pista de patinaje fue un poco decepcionante. Pensábamos que sería de hielo pero resultó ser una pista sintética y no deslizaba apenas. Aun así, los niños lo pasaron bien y nos reímos con la broma.
El precio de la pista con patines era de 3€.
Dónde comer en Narbonne
No soy ninguna experta de la cocina de Narbonne, pero os voy a contar los lugares donde nosotros hemos comido por si os ayuda a decidiros.
Por supuesto, ni qué mencionar tiene que os recomiendo mucho muchísimo que conozcáis Les Grands Buffets (reservad con bastante antelación) aunque si os soy sincera, es un lugar que sé que voy a disfrutar más yendo en pareja o con amigos que con mis hijos.
El mercado de Les Halles, que os comentaba anteriormente, también es un lugar estupendo par picar algo. Pero con niños pequeños puede ser abrumador. Así que, además del Maison Bébelle, nosotros también probamos algunos lugares como estos que os menciono a continuación.
El domingo hicimos un brunch en Brasserie Co, justo al lado de Les Halles, un lugar bastante emblemático que encontramos lleno. Allí puedes comer platos rápidos como huevos (tortillas), ensaladas, sandwiches y su especialidad, la Coquillette con jamón y queso, y todo a precios razonables.
Nos encantó la cazuelita de ganache que nos pusieron con el café. Yummy. Y aceptan perros. Y si te animas, puedes dejar un candado de amor en la barra que hay a la salida del restaurante.
El hecho de que Albert sea celíaco, nos limita bastante la posibilidad de comer en la calle algún tipo de piscolabis rápido. Así que tenemos que acabar yendo a restaurantes.
En Francia solemos tirar mucho de creperías que hacen también gallettes (son crepes de trigo sarraceno que no tienen gluten). Justo en la misma zona probamos el Mew’n, donde comimos una rica gallette por unos 9 euros.
Nuestra última comida la hicimos en el Léonie La Rotonde donde probamos el Oeuf Mimosa (un huevo relleno de atún) y el Aligot de l’Aubrac (como un puré de patata, con mantequilla, nata y queso fresco) pero os digo que el servicio no nos gustó nada (estuvimos bastante desatendidos y no tenían la mitad de platos que pedíamos) no lo recomiendo.
Otros sitios que me habían recomendado pero que no hemos probado son: La Fringale, Restaurante Gaïa, o el Delice Cake para merendar. Os comparto el enlace con más opciones de restaurantes imprescindibles.
Aparcamiento gratis: Los fines de semana podéis aparcar gratis en Quai Victor Hugo. Y del 23 al 31 de diciembre tienes hasta 4 horas gratuitas en los aparcamientos con parquímetro.
Espero que este post sea de ayuda si decides venir a pasar unos días a Narbonne. En un próximo post te hablaré de dónde nos alojamos, un lugar muy especial que te va a encantar.
*Colaboración con la Oficina de Turismo de Narbonne-Côte du Midi y de l’Agence de Développement Touristique de l’Aude
0 Comentarios