Tomar decisiones motivadas por las circunstancias del momento o incluso por el temor a lo desconocido, puede provocar que algunas personas se lleguen a sentir arrepentidas.
Esta es la historia de Ana:

«Me gustaría hablar de mi experiencia, es la primera vez que hablo sobre ello (y no lo hablo, lo escribo).
Han pasado más de cinco meses y aún le sigo dando vueltas a la cabeza.

Marta llegó después de más de cuatro años de búsqueda, aunque al final resultó una sorpresa porque casi nos íbamos a dar por vencidos.

IMG-20121103-WA0005Yo dí a luz el pasado 27 de diciembre mediante cesárea programada, y ¿por qué? pues al final fue decisión mía pero se mezclaron muchas cosas: básicamente tres semanas antes de dar a luz mi hija estaba de nalgas, y a pesar de que una semana antes (hablamos de plenas Navidades y un día antes de Nochebuena) se colocó, a mí aún me quedaban unos días para las 40 semanas sobre el día 1 de enero.

Pero el miedo al parto, las fechas, una profesional insistiendo en que mi hija era muy grande (pesaba 3.800 kg.) y el riesgo de un parto complicado hicieron decidirme por una cesárea con fecha programada (en este caso, la que le vino bien a la profesional).

No te puedes ni imaginar las veces que pienso que hice mal, que tendría que haber esperado esa semanita y haber salido de cuentas, que le pudo afectar a mi hija esa decisión tomada desde la cobardía más absoluta, no soy capaz aún de hablar con nadie de esa decisión y siento que fallé a mi hija.

Pasados 18 días de su nacimiento, ingresaron a Marta en el hospital con fiebres y se me volvió a plantear la duda de si había tenido algo que ver mi decisión. Al final no fue nada importante, pero todas esas cosas han hecho que tardara en empezar a disfrutar de la maternidad.

Por suerte, con el tiempo te das cuenta que Todo Pasa y ahora soy muy feliz.
Gracias por permitir que me exprese

Ana Fernández
Málaga

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